Seis décadas arriba de las cosechadoras

Para esta entrega de los personajes de El Campo Hoy llegamos hasta Susana, muy cerquita de Rafaela. Cae el mediodía. Estamos en un alto en la cosecha, con la familia Belinde haciendo lo que hacen desde hace más de 60 años bajo la inspiración de don Norberto.

Una tradición familiar de muchos años en la prestación de servicios. “Nuestra zona es mixta, Rafaela, donde convive el tambo, la ganadería y la agricultura -narra Fernando-. Zona de pequeños productores, 80, 100, 120, 150 hectáreas, donde en la cuenca lechera acá predominaba. Pero la agricultura también ha avanzado. Por una cuestión de tecnología, de manejo y por falta de recursos humanos. Nuestra empresa fue fundada por nuestro padre y mamá. Tiene hoy 60 años de vigencia, así que Norberto, que fue el originario junto con Mirta, con mi madre, cumplen cumplieron 60 años a fines de 2021”.

Un pueblo, una cosechadora

Décadas atrás las fábricas de pequeñas cosechadoras eran la marca registrada de cada pueblo. Norberto Belinde inició su actividad con una cosechadora Susana. “Justamente las cosechadoras se fabricaban en este pueblo; había una fábrica que duró hasta el año 1992. El pueblo le daba el nombre a la cosechadora”.

Si bien los progenitores siguen vigentes, sus tres hijos Fernando, Gustavo y Germán junto a sus familias han tomado protagonismo.“Hacemos la parte de servicio, lo que es siembra, cosecha y también, como tenemos la parte de tambos, hacemos forrajes, en el segado y confección de rollos”.

“Norberto es como una marca registrada ya por la tradición, por los años, por la palabra empeñada, por el servicio bien brindado, por acompañar siempre a los clientes. Desde los 14 años estoy acompañando a mi papá y tuve la oportunidad de hacer estudios secundarios y terciarios, siempre acompañando el trabajo, trabajando y estudiando a la vez. Nos gusta lo que ha evolucionado todo. Me acuerdo de empezar a trabajar con tecnología de años A y estar horas arriba de una cosechadora que parecen naves espaciales, porque con la computadora, con teclitas regulamos todo. Antes había que regular a través de cadenas o de correas o piñones o poleas, había que desarmar casi media máquina para pasar de un cultivo al otro. Hoy se brinda una comodidad”.

Norberto abandonó el manejo de la cosechadora. “Hará unos 10, 12 años atrás no se quiso subir más, pero estuvo siempre arriba. Él, aparte de tener llegar a tener hasta seis cosechadoras de esa capacidad de trabajo, del momento requerido que con empleados y tractores con tolvas individuales de seis toneladas.

Él está vigente, tiene 78 años y sigue despuntando el vicio arriba del tractor, sembrando hoy forrajeras para un tambo”.

El mas chico, en la más grande

De los tres hermanos Germán es el menor, pero no titubea al conducir la más nueva de las máquinas Challenger de la familia que encima está equipada con un Draper cero kilómetro de industria nacional, Piersanti.

“Empecé a subirme en los tractores en el año 1993 y arriba de las cosechadoras en 1999. Estoy contento porque me gusta lo que hago y de lo que trabajo. Hay poca gente que realmente puede trabajar de lo que le gusta. Yo, por lo menos. estoy muy a gusto con lo que hago”.

Para Germán, lo más lindo de ser contratista es “el andar, el trabajar con tecnología, ir y compartir con un cliente un asado como compartimos hoy, o el trabajo, o que el cliente se te suba a la máquina. Compartir cómo va la máquina, cómo va el cultivo, llevarte un mate. Por ahí un camionero llega también y compartir el momento”.