Jorge Castillo es también conocido como el “Rey de La Salada”, en alusión al mercado textil que regentea y comenzó triunfando en Buenos Aires, pero se fue expandiendo. La novedad es que ahora las ventas crecieron un 200 por ciento y, además, los clientes no son solamente de clase baja.
“El crecimiento es mayor al 200 por ciento”, afirmó Castillo en Radioinforme 3, por Cadena 3 Rosario, y explicó: “Es matemática pura: si cuando cobrás a fin de mes te piden 30 lucas por un pantalón, y vas a La Salada y te cobran 3 mil, no hay que ser brillante para darse cuenta que la clase media está yendo a la salada. Ahora viene también la clase media. El problema económico del país, generado por un grupito de vivos, beneficia a La Salada”.
A su vez, dijo que la calidad de la ropa es similar a la del resto de los locales. “La tela es la misma, la calidad es 8 puntos. Hay 6 y 5 puntos también. Hay que correr y trabajar más horas. El trabajo no sale 10 puntos: queda un hilo que corta usted, o paga 10 lucas más”, aclaró entre risas.
El impacto de las crisis
La Salada no es un mercado más. Su popularidad también se debe a hitos como el de esta semana. Castillo aseguró que desde el lunes tienen la camiseta del seleccionado nacional con las tres estrellas referentes a las Copas del Mundo ganadas, que todavía no llegó a muchas plazas.
Sin embargo, el verdadero éxito está relacionado con las crisis que más golpearon los bolsillos argentinos.
“La salada nació cuando ‘Menem lo hizo’. Fui a la feria cuando Menem nos estaba matando con el 1 a 1. Luego fue rota la matriz productiva en el gobierno de Macri. Pedían importar. Hablaba un socio de Kulfas también. Uno los ve en televisión y hablan como si fueran el Papa, y son terribles delincuentes”, arremetió contra la clase política.
Y profundizó: “No hay que comprar marcas truchas. En la tela del jean estamos en 8, 9 puntos o igual. Entonces cómo un jean de primera calidad vale 10 veces más. El secreto es que producimos con ganancias reales, ellos ganan 10 veces más”.
La negativa de Rosario y las manos negras del mercado
El Rey de La Salada apuntó, hace algún tiempo, a una plaza como Rosario para instalar su negocio, pero no se lo permitieron.
“Yo quise poner en Rosario y no me dejaron. Entiendo a los políticos. Meten presión para que uno aparezca con un sobre- denunció-. Yo voy por derecha. No hay ordenanza que diga que no se puede. La idea era la autopista Córdoba-Rosario, yo quería del lado de Rosario. Del otro lado son gorilas. Yo soy radical, pero me llevo mejor con el peronismo que con los otros. Y salió un ministro de Córdoba diciendo que no. No saben el trabajo que generamos. Cómo se pueden oponer a algo que no sabe de qué se trata. Pensaban que iba a darles un sobre”.
Además, reveló que él mide las ventas según las bolsas que llevan los comerciantes para vender en los puestos que alquila.
Por otro lado, consultado por el pago de impuestos y la regulación de la actividad comercial, detalló: “¿Dónde arranca la producción? En los talleres clandestinos y la venta sin control impositivo. Vamos al jean, yo compro una tela y no pago impuestos. El proveedor me cobra impuestos y me vende la tela. Eso es un error, no hay que permitirlo. Me cobran y no me exigen que me anote”.
“Para un taller clandestino se necesitan máquinas. ¿Dónde las compran? Se las venden en negro. Ahí falta ordenar”, continuó, y sostuvo: “Tenemos un sistema que está mal hecho, no hay control ni ordenamiento de las cosas. Es fácil decir que el final de mostrador es el culpable, pero no es así”.
Sobre su negocio, blanqueó: “El alquiler sale un adelanto de 400 mil pesos fijos por 6 meses, que no se toca. El alquiler diario es de 15 mil pesos. Ya no hay locales libres. En enero y febrero bajan las ventas. El mes que no estuvieron lo pagan. El que no cuida el local lo pierde. La gente trabaja por producción, no por día. No hay un operario de calzado y prendas que trabaje por día”.
Luego, contó que el ingreso de la ropa al país sortea los obstáculos de las fronteras y graficó: “Llevan más de 33 mil kilos en las rutas nacionales. Con un camión de dos ejes traseros y agregado, cargan más. Pero cuando los paran no saben que están pasados de kilos. Les piden para el café y siguen”.
Y cerró: “El que tenga las manos limpias que tire la primera piedra. Después dicen que el tema son los negritos. Pero el primero que empieza a robar es el poder económico”.
