Crecen las dificultades para mantener a empleadas domésticas

A pesar de que el COE de Córdoba habilitó un protocolo para que el personal doméstico retome sus actividades en todo el territorio provincial, advierten que varios empleadores vinculados al sector privado no podrán afrontar sus compromisos económicos con estos servicios ya que también vieron afectados sus ingresos.

En diálogo con Cadena 3, Daniela Cristina, especialista en mercado laboral y docente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), explicó que cerca de 8 millones de personas se vieron afectadas en sus ingresos, entre las que se encuentran gran parte de la clase media que ha tenido que decidir no tener más empleadas domésticas porque no pueden pagar sus sueldos.

A esto indicó que el protocolo casi obliga al empleador a tener que pagar por el traslado del personal, lo que suma un gasto más.

“Uno trata de cuantificar quiénes son las personas que pueden estar en dificultades para afrontar los pagos de las empleadas domésticas y hay 12 millones de trabajadores registrados y si uno saca cuántos son del sector público tenemos 3 millones”, detalló.

Según explicó, este sector es el que hace aportes al SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino) y si de esa cifra se descuentan las casas particulares que hacen aportes, hay más de un 70% de trabajadoras en la informalidad.

En este escenario, alertó que “el 70% de las personas en el sector privado están en dificultades para afrontar sus compromisos que tenían previamente acordados” porque en su mayoría tuvo una merma en sus ingresos, además de un 4% de puestos que se han perdido.

“Es una situación compleja. Hay empleadas full time y los números pueden llegar a ser bastante desestabilizantes”, lamentó.

Cristina sugirió que debería haber una ayuda global para el sector, aunque sea para las personas registradas. “Uno podría considerar, así como consideran el ATP, una ayuda para las personas monotributistas”, planteó.

“Hay gente que tiene librerías, cosas ligadas a la educación, al transporte, y no están en condiciones de dar puestos de trabajo y si pueden recibir el IFE es un pasamanos hacia las empleadas domésticas”, analizó.

Si bien reconoció que los primeros en caer serán los puestos informales, no descartó despidos en el sector formal.

Por otra parte, también cuestionó algunas líneas del protocolo que dejan un vacío en cuanto al pago de salarios.

“No se ha previsto qué pasa con las empleadas. Antes se les seguía pagando porque estaban en aislamiento, pero ahora estamos en distanciamiento y no aclararon qué pasa con aquellas que tienen empleo en más de una casa y deben optar por una. Dicen que los empleadores tienen la obligación moral de mantener el sueldo, pero hasta dónde”, analizó.

Entrevista de Miguel Clariá