La historia de la Confitería Europea de Cosquín, contada por sus protagonistas

Jorge, Rosita Castro y Eduardo Villanueva son los nietos de José María Villanueva y María Pons y Huguet, creadores de una institución del Cosquín: la Confitería Europea.

Por este emblemático local pasaron y siguen pasando muchas de las figuras que hicieron grande a Cosquín. Se trata de un punto clave de reunión y ahora es una escala obligada de músicos y turistas.

Los actuales propietarios de Confitería Europea dialogaron con Cadena 3 y recordaron que la historia inició en 1913, cuando un inmigrante asturiano llamado José María Villanueva, llega hasta Cosquín para comprar una panadería.

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Allí, habla con Magín Marqués, que tenía su negocio en venta, pero la conversación se vuelve áspera y no llegan a un acuerdo.

Ofuscado, Villanueva recoge sus bártulos del hotel -el único que había- y rumbea para la estación. Pero el tren tardaba una semana en volver a pasar. En esa semana, Villanueva se enamoró de María, la hijastra de 13 años de Marqués. Compró el local y se quedó para siempre.

En un amanecer de peña en "la Europea", a Perdiguero y Félix Luna se les ocurrió pedir un préstamo para seguir de copas. En una servilleta de la confitería redactaron el poema que le dieron al gerente del banco: "Nos, los poetas peregrinos, venimos señor gerente a pedir humildemente un crédito para vino. No es que sea desatino tirar una manga así, pues en nuestro frenesí no hay vino que nos alcance. Y por eso en este trance, venimos señor aquí".

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