Historia, receta y tips para preparar gin tonic como experto

Por Yeny Ortega Benavides.

Cada 19 de octubre el mundo honra a uno de los clásicos de la coctelería: el gin tonic.

Su versatilidad, la simpleza de su preparación, su capacidad para combinarse con multiplicidad de ingredientes y sus potencialidades de consumo (aperitivo, after office o, incluso, para acompañar almuerzos o cenas) hacen del gin tonic un trago que difícilmente encuentre rival.

El gin tonic podría definirse como la mezcla armoniosa de gin, agua tónica y limón. Su historia data de fines del siglo XVI y principios del XVII, y se le atribuye a Guillermo de Orange, proclamado rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, quien habría sido el que estableció la cultura del jenever que los ingleses volvieron una tradición, a tal punto que lo convirtieron en uno de los destilados más famosos del mundo.

Por otra parte, a finales del siglo XVIII, el suizo Johann Schweppe introdujo al mercado el agua mineralizada y mudó su sede a Londres tras convertirla en la bebida favorita de la casa real británica. Como un plus, Schweppe desarrolló un método para añadir quinina (un remedio natural contra la malaria) al agua, dando origen al agua tónica.

En el siglo XIX el imperio británico conquistó la India. Loa soldados se encontraron con condiciones muy peligrosas para su salud e, incluso, su vida: altas temperaturas, humedad y la presencia del mosquito transmisor de la malaria, y recibieron instrucciones de Londres de beber, exclusivamente, agua tónica para evitar contraer la enfermedad.

El sabor era realmente desagradable. Fue por eso que decidieron añadirle gin y, con el tiempo, le incorporaron cítricos para mejorarlo.

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En la actualidad, la variada producción de gin, y el paladar cada vez más experimentado y exigente de los consumidores, ha ampliado el mercado.

¿Cuál es el secreto para preparar un buen gin tonic en casa?

La fórmula clásica es muy simple: 30% de gin, 70% de agua tónica (de buena calidad) y mucho hielo.

Para la presentación, una rodaja de limón (no se necesita el jugo, sólo el aporte del aceite natural de su cáscara), y la tradicional copa balón (la copa es muy importante, dado que la ginebra necesita una boca ancha para oxigenarse).

Los expertos opinan que el secreto de un buen gin tonic es lograr conservar la burbuja de la tónica al momento de prepararlo, para eso, un truco simple pero infalible es dejarla caer por el cabo de una cuchara hasta que llegue a los hielos.

Los más creativos pueden probar alternativas diferentes como reemplazar la clásica rodaja de limón por lima, pomelo, cáscara de naranja, pepino, frutos rojos, y añadir especias como el anís estrellado, hibiscus, enebro, romero, lavanda, granos de pimienta negra o nuez moscada.