La pizzería que nació en una habitación y hoy es un clásico

Por Micaela Rodríguez. 

La pizzería que con el paso del tiempo se convirtió en un clásico porteño comenzó, literalmente, en un cuartito, y utilizaban una ventana para despechar los pedidos. Con los años pudieron ampliar las instalaciones y en la actualidad es la “tercera generación” la que honra cada día, el sabor de “la buena pizza”.

Ubicada en Talcahuano 937, en el barrio de Recoleta, el visitante tiene que saber que es muy probable que tenga que esperar algunos minutos para poder entrar al salón a degustar una de las mejores pizzas de la ciudad porque, es común, que haya turistas y locales haciendo fila y aguardando por su porción.

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En el interior, hay banderines y camisetas de distintos equipos de fútbol, como así también fotografías de grandes figuras argentinas colgadas en las paredes de color celeste. “Te topás con cuadros de todos lados, con gente que vino acá y trajo sus propios cuadros firmados, lo cual para nosotros es un orgullo. Son cuadros de famosos, actores y jugadores de fútbol desde el año 30 hasta la actualidad”, cuenta Alejandro Montes, un empleado con 17 años de antigüedad en “El Cuartito”.

El lugar es emblemático en Buenos Aires por varios motivos. Según Alejandro, en primer lugar reina un ambiente cálido “que tratamos de transmitir para que se sientan en su casa”, por otro lado es fundamental la calidad de la pizza que “es la mejor y no te podes quedar con una sola”, y por último, el plus de que se trabaja en familia. “Si venís del interior del país o del exterior, no te podes ir sin conocer El Cuartito”, aclara.

En cuanto a las pizzas, entre las favoritas están: la clásica mozzarella (1.000 pesos), la fugazzeta (1.300 pesos), la napolitana (1.250 pesos) y la pizza de cuatro quesos (1.400 pesos). “La copita de moscato no puede faltar nunca. Como bien dice la canción –de Memphis La Blusera- acá se pide `moscato, pizza y faina`”, menciona con alegría el mesero.

“El secreto ´posta´ no te lo puedo compartir”, advirtió Alejandro sobre los ingredientes de la fórmula guardada bajo mil llaves para elaborar las pizzas deliciosas que se venden en El Cuartito, pero destacó que seguramente sea “la pasión y la dedicación que le ponemos nosotros, que en pocos lugares se ve. Esto es una vocación para mí que heredé de mi padre que hasta el día de hoy sigue trabajando acá y es el empleado más antiguo del lugar”, cuenta con orgullo Alejandro.

“Manuel Montes, mi papá, hace 41 años que trabaja acá y es un orgullo. Es una admiración profunda la que tengo por él y le voy a estar eternamente agradecido por lo que me transmitió. Además el maestro pizzero es mi tío. Por eso, acá trabajamos todos en familia y calculo que también ese es el gran secreto”, dice por último Alejandro, visiblemente emocionado, rindiéndole culto al orgullo que siente por trabajar en una de las pizzerías más tradicionales de Buenos Aires, que con pasión y dedicación, hacen “buena pizza” desde 1934.

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