La pelota se quedó con el "10"
Lionel Messi cerró una semana de ensueño con un hat-trick en Santiago del Estero. Todos esperaban su gol número 100 para regalarle la pelota, pero el rosarino no se conformó y metió otros dos más para cumplir con la historia.
28/03/2023 | 23:56Redacción Cadena 3
Ya no quedan adjetivos para el máximo goleador de la Selección argentina, actual campeón del mundo y vigente ganador del balón de oro con 35 años. Ni Batistuta, Maradona o Kempes lograron lo que sigue escribiendo Lionel Messi.
Con un estadio repleto horas antes del inicio del partido para verlo jugar, el “10” de la albiceleste entendió las ansias del público santiagueño y les regaló varios récords en tan solo un tiempo.
Primero fue lo que todos vinieron a ver: su gol número 100, que lo consagró como el único jugador nacional en llegar a la cifra centenaria.
Por eso, cuando todos festejaban ser parte del destino glorioso de Messi, el árbitro tomó la pelota sagrada y la separó del resto de los 22 futbolistas que pisaban el Madre de Ciudades para guardarla a un costado. Claro, la organización había previsto que, si Messi convertía, había que guardársela para su museo.
El relator de la televisión advirtió el cambio de balón y reafirmó la teoría de que todo estaba escrito, hasta para los que transmitían el partido en las cabinas del estadio.
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? MESSI SE QUEDÓ CON LA PELOTA DEL GOL N° ??
— TyC Sports (@TyCSports) March 29, 2023
Inmediatamente después del 1-0 de #Argentina ante #Curazao, el árbitro le entregó a un auxiliar de la Albiceleste la redonda con la que el CAPITÁN llegó al histórico registro. pic.twitter.com/0Jd4ReEshq
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Sin embargo, minutos más tarde vino lo extraordinario. Lionel aprovechó las piernas lentas de los defensores de Curazao para regalarnos otro truco: convirtió la nueva pelota en otro trofeo para sus vitrinas. Dos goles en menos de diez minutos para lograr el hat-trick más rápido de su carrera. Sí, solo 40 minutos le bastaron para hacerlo.
El delirio era evidente en Santiago del Estero, pero la confusión se adueñó de los organizadores que miraban atónitos la segunda pelota. Esa pelota que decidieron largar a la cancha para guardar la otra, pero que tras tocar la zurda mágica se había convertido en otro pedazo de historia.