En el marco de la previa de la presentación de Babasónicos este jueves en la Plaza de la Música, en Córdoba, su cantante y emblema, Adrián Dárgelos, visitó Cadena 3.
En primer lugar, habló de su último disco, "Trinchera", que es el punto central de su actual gira, ya que es la presentación del álbum.
"Soy un catálogo inesperado de voces" dijo el músico, haciendo referencia a que es él mismo quien hace una multiplicidad de coros que se incluyen en las canciones, ya que señaló que en sus discos no tienen invitados, a excepción del álbum Pasto, de 1992, que contó con las colaboraciones de Gustavo Cerati y Daniel Melero.
Admitió, en el programa "Siempre Juntos", que "las canciones están construidas para que diferentes colores de voces estén desde un acting que no parezca siempre el mío". "A veces actúo o finjo otras voces; tengo que hacer todos los coritos e inventarme las voces".
"Sería fantástico amanecer y ser alguien nuevo; es decir, sería fantástico ser un artista nuevo después de tener 400 grabaciones", explicó Dárgelos.
Adrián Dárgelos: "Sería fantástico amanecer y ser alguien nuevo" (Foto: @Filo.news).
El músico dijo a Cadena 3 que está muy bien y contento, "aceptando que me quedan unas 40 ciudades más del mundo, entre las que están Berlín, Los Ángeles, Salta y Tucumán también", contó, entre risas.
El líder de Babasónicos señaló que durante la pandemia "nos llamamos al silencio porque no nos parecía que había que salir en alguna clase de desesperación para que sepan que existimos, porque la música perdura, no necesita tu cara para que perdure".
Contó que el primer show que dieron después de la pandemia fue en Ciudad Juárez, en México, en noviembre, "y esa gira nos trajo a Córdoba al ''Omicron dancing''", haciendo referencia al show en el que se desató una ola de contagios de coronavirus, y siguió: "No queríamos salir a tocar con los aforos; queríamos a sala completa, y bueno, se hace lo que se puede".
Dárgelos también recordó giras de "los viejos tiempos", como cuando grabaron "Dopádromo" en 1995 en Los Ángeles e hicieron una gira por Latinoamérica: "Empezamos en Estados Unidos y de ahí nos fuimos a México e hicimos 33 shows en 35 días".
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"Cuando no estoy de gira la paso bien. Me gusta leer y escuchar música. Me gusta disponer de todo el tiempo, ser celoso del tiempo, no administrarlo, sino dejar que discurra como agua que no podés atrapar en la mano", acotó.
"Me gusta ser dueño del tiempo de la forma más caprichosa posible. Toda mi vida compré tiempo para no hacer nada; quiero vivir en ese idilio de no tener ninguna clase de responsabilidad de nada", dijo el emblemático músico con un tono casi filosófico.
Además, contó que no le gusta ir a reuniones y señaló que no va a los "all inclusive", ya que "voy a lugares donde no dejan entrar a las personas que van a los all inclusive", ironizó.
"Mi evento de alto rendimiento es a las 9 de la noche. Después del show sí te morís, pero hasta ese momento, es en lo único que me concentro. El día del show descanso y me preparo para eso", expresó.
Se refirió, también, a su relación con el cantante cordobés Juan Ingaramo, con quien tuvo oportunidad de grabar, y admitió que "tiene algo de magia" y que se pudo "dar el lujo de ver cómo Juan hacía sus cosas".
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"La música no se puede transmitir como enseñanza; es una cosa que la genera algo adentro que no es muy cuantificable, que es el hambre, básicamente. El hambre es lo que te moviliza; yo nací con hambre, cagamos", metaforizó Dárgelos, con esa especie de labia metafísica que arrojan sus palabras.
Señaló también que la música "no es caridad", ya que "cuando uno hace canciones, hace obras, y la obra tiene que tener trascendencia. El que hace algo relajado que le sale, es amateur", puntualizó. Y siguió: "Los artistas no se pueden mentir a sí mismos ni mentirles a los demás sobre esa búsqueda y lo que entregan a partir del intercambio de esa búsqueda".
"El oído es el órgano menos hipócrita: no podés escuchar algo desafinado y decir ''que lindo igual''. Básicamente, se te prende una alarma que dice ''desafinado, desafinado, desafinado''.
"Vos podés hacer que algo feo se vea lindo, porque el ojo es débil. Lo mismo con el gusto: quizás te tomás un vodka y no te gusta y después sí, o te convencés de eso. Pero el oído, no", ejemplificó.
A partir de eso, contó que fue productor (en otras décadas), "pero me aburrí, también porque escuché mucha gente desafinada", recordó, entre risas.
En último lugar, Dárgelos, asiduo lector y amante de las letras, afirmó que lee todo el tiempo y que le gustan mucho las novelas de ficción. "Trato que en ese intercambio la lectura me brinde algo: una ruptura con el tiempo lineal, una fantasía interna y un goce. Y soy exigente para eso", expresó sobre sus gustos literarios.
Para cerrar, dijo que actualmente está leyendo "Llanto verde", del escritor argentino Marcelo Cohen.
Mirá el Facebook live de la charla con Adrián Dárgelos:
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