El pacto no escrito entre Cristina y Milei

Sergio Suppo

¿Hay un acuerdo entre el gobierno y Cristina Kirchner? ¿Hay un acuerdo para que no se vote la ficha limpia? La semana pasada, la sesión para evitar juntar el quórum fue significativa. ¿A quién no le conviene que la Argentina tenga una ley de ficha limpia, que impida que personas condenadas sean candidatas? Este es un tema que afecta directamente a la expresidenta de la Nación.

Es difícil que esa ley salga finalmente, ya que no hay interés ni en la oposición ni en el oficialismo no kirchnerista por que esto suceda. Hay que observar los hechos antes que las palabras, porque los hechos suelen ser elocuentes.

Otro hecho importante que ocurre en paralelo con el no tratamiento del presupuesto nacional en el Congreso es el nombramiento de dos jueces de la Corte: Ariel Lijo y César García Mansilla. Sobre García Mansilla no hay dudas acerca de su idoneidad y conducta, mientras que sobre Ariel Lijo hay muchas dudas. Este último es un juez sin prestigio en Comodoro Py y el presidente parece pensar que un juez con esa docilidad le servirá en el futuro. La experiencia histórica indica lo contrario.

Ariel Lijo también le conviene en términos de impunidad a Cristina Kirchner, quien tiene los votos en el Congreso para votar a Lijo y que también pide el nombramiento de una jueza kirchnerista. En otros sistemas, como el de Estados Unidos, el presidente puede proponer a alguien afín a su ideología, pero no puede proponer a un candidato que sea moralmente insolvente. 

Actualmente la Corte de Estados Unidos tiene mayoría conservadora, porque son aceptados idóneos jurídicamente. 

Por eso es normal que acá el presidente proponga a García Mansilla, un jurista conservador, porque responde a su ideología, pero no es normal que se propongan jueces con escasos antecedentes en acuerdo con el kirchnerismo. 

Esta sociedad para nombrar jueces y organizar la competencia electoral entre dos polos políticos el año que viene es una forma de elegir el resultado y reconstruir el sistema político. Al elegir adversarios, se define la forma en que se quiere competir y el escenario político que se avecina.

Esta estrategia forma parte de la habilidad política, y no sería reprochable al presidente Milei. Sin embargo, lo reprochable es insistir en nombrar a un juez impresentable. Milei puede dejar la presidencia en tres, siete u ocho años, pero si nombra a Lijo juez de la Corte, el problema quedará para los argentinos. 

Este no es un problema institucional ajeno al interés de la gente; afecta directamente la calidad de la justicia y, por ende, el nivel de inversiones en el país.

Sin una justicia independiente que garantice la aplicación de la ley y defienda los intereses de quienes invierten, es difícil que la gente ponga un peso en Argentina. 

Empecé esta columna con una pregunta: ¿hay un acuerdo entre Milei y Cristina Fernández? Recomiendo observar los hechos más que escuchar las palabras y críticas que se intercambian. Allí está la verdad más cerca.