Imanol Arias asegura que está ansioso por volver a Córdoba y reencontrarse con la ciudad que conoció en los 80 cuando llegó a estrenar “Camila”, la película que sellaría su romance eterno con el público argentino.
Desde Madrid y a punto de armar las valijas para traer “La muerte de un viajante” recuerda que lo sorprendió que tratándose de una ciudad universitaria hubiera pocos jóvenes y que las cosas se comentaran en voz baja.
Dice también que tenía escasa conciencia de la popularidad que le había dado “Anillos de Oro”, una serie que acá y en España tuvo récord de audiencia y que él no quería hacer porque –lo confiesa y se ríe como pidiendo perdón- entonces se definía como un actor de cine y teatro.
Pero felizmente lo convencieron de que se pusiera en la piel de un joven abogado que se ocupaba prioritariamente de separaciones cuando en los dos países donde el programa hizo furor, todavía no había ley de divorcio.
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En una distendida charla con Cadena 3 el actor agradece que su rechazo inicial no hubiera desanimado al que lo habló para incorporarlo al elenco. “Y el hombre tuvo mucha paciencia y un día me dijo ‘ me habían dicho que era usted más inteligente ‘ y ahí me tocó el alma”.
La serie de la que casi se margina voluntariamente fue importante no sólo como hecho artístico sino más bien por su capacidad para introducir en un formato de ficción un tema candente para la sociedad en la vida real.
“La ley estaba tramitándose y las historias que tratábamos hicieron que la gente se acercara a algo que algunos políticos rechazaban, bramaban, se rompían las vestiduras. Curiosamente, muchos de ellos se divorciaron dos años después .Pero en aquel momento se rasgaban las vestiduras como potros”, recuerda Imanol.
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En cuanto a la época , parecido a lo que sucedía en Argentina “había dos canales nada más en España. Y además la transmisión terminaba como a la medianoche o a la 1”.
Lo real es que en la carrera del actor nacido en Riaño hace 66 años, “Anillos de Oro” y “Camila” son producciones contemporáneas porque mientras rodaba una estrenaba la otra . Pero afirma no haberse dado cuenta de la popularidad que le proporcionó el envío televisivo.
"Yo no tengo mucha conciencia ,estando ahí en Buenos Aires, envuelto en esa maravillosa aventura y en esa historia que me cambió la vida”.
La sorpresa fue cuando retornó a España. “Cuando volví , “Anillos de Oro” era tema de todos; el 59% de los españoles veía la cadena y cada capítulo. Quitando militares, serenos, gente que trabaja de noche... Era un poco fuerte porque tú salías y nueve de cada diez personas te decían,’ te he visto’, ‘oye, qué buen capítulo´’. Y bueno… fue un susto tremendo, yo creo que me metí en una cueva como 3 meses”
Eterno amor
La relación del actor con Argentina ya tiene décadas y funciona exitosamente en ambos sentidos.
“Voy seguido , tengo ahijados, amigos de muchísimos años, compañeros a los que me gusta ver”.
Imanol dice que jamás se le ocurriría ignorar que el amor que le tributa Argentina es una consecuencia natural de su trabajo en “Camila”, la película que se ocupó de la relación de Camila O’Gorman con el sacerdote Ladislao Gutiérrez.
“Yo nunca voy a rechazar esa realidad ;es así, es verdad que quizás lo que haya conseguido es producir una relación continua. A mí se me trató muy bien, tuve un feed back enorme, que ni siquiera entendía entonces”
Respecto a la gravitación que tuvo el film de María Luisa Bemberg subraya . “ Lo grande y enorme que era para Argentina, para América Latina, para nuestra generación, para la democracia, para muchas cosas que me superaban, que me pasaban por encima”.
Y continúa “eso ha hecho que haya habido un vínculo constante con el país, al que yo he respetado como si fuera el mío. Pero al no estar allí, ese crédito que yo tenía, la verdad es que se ha alargado y eso me ha hecho muy feliz porque no me ha sido difícil mantener mi vinculación”.
A Imanol le gusta insistir en los vínculos afectivos que tiene con Argentina.” Tengo, como te digo, hermanos del alma, gente a la que quiero y admiro, que me quiere también, y eso es una sensación maravillosa que uno puede llegar a tener”.
Por todo eso recuerda a María Luisa Bemberg como alguien “que siempre ocupará un lugar en la historia de la mujer, que hizo hermosas películas con actores de todo el mundo y que produjo alguna obra que dejó una huella tan grande que los que tuvimos la suerte de participar en ella”.
De nuevo a escena
Imanol Arias debutará el 27 de mayo en el Opera de Buenos Aires y el 30 de mayo en el Teatro del Libertador de Córdoba con “La muerte de un viajante”, la obra de Arthur Miller, en una adaptación digirida por el argentino Rubén Szuchmacher que hace casi dos décadas hizo Alfredo Alcón.
Superada para él la discusión acerca de si se trata de un melodrama o una tragedia,” lo que importa es el impacto que produce el texto en las personas cuando se dice sin elementos, dentro de una caja, de un espacio cuadrado, no muy lleno de cosas , con una luz muy sugerente” señala el actor.
Imanol interpreta a Willy Loman , un viajante de comercio que ha entregado toda su vida y esfuerzo profesional a la empresa para la que trabaja. Ahora, con 63 años, envejecido tras una vida dedicada a su trabajo, ve cómo su posición en la compañía peligra, sus ventas decaen, su productividad se reduce y su relación con sus jefes comienza a ser insostenible.
La pieza, escrita por Arthur Miller en 1949, fue galardonada con el premio Pulitzer y el Tony, convirtiéndose en un clásico de la dramaturgia norteamericana.
Lo acompañan en el elenco Cristina de Inza, Carlos Serrano-Clark, Jorge Basanta, Fran Calvo, Virginia Flores y Jon Arias.
Llevan ya dos años con el espectáculo y cierran con la gira por Argentina y Uruguay, después de 200 representaciones en España.
Arias Admite, por último, que el momento es difícil y plagado de dificultades, pero quiere que el público sepa que está feliz de venir.
“Y que el que pueda ir, vaya, y el que no, que sepa que yo le quiero igual. Yo voy igual, tengo muchísima ilusión de estar en Córdoba. Espero que la mano no me tiemble ante los vinos porque ahí tengo mucha debilidad. Y entre Córdoba y Mendoza se me parte el corazón. Es como lo de River y Boca” asegura entre risas el hombre que espera encontrar una Córdoba más abierta que la que conoció en los 80.
