Naranjitas, un problema sin solución

Fernando Genesir

El fin de semana en Córdoba trae consigo no solo el aumento en el transporte público, sino también un incremento en el precio del estacionamiento medido, que ahora cuesta 500 pesos por hora. Este valor no se actualizaba desde marzo y está vinculado al precio del litro de nafta súper, que actualmente se comercializa a 1.167 pesos. A pesar del incremento, el estacionamiento medido sigue siendo menos de la mitad de lo que debería costar, lo que genera una gran disparidad con los precios que cobran los "naranjitas" en eventos deportivos y musicales.

Por ejemplo, en el reciente show de Paul McCartney, el promedio de la tarifa de estacionamiento cobrada por los "naranjitas" fue de 5 mil pesos, mientras que para la obra de teatro "Matate Amor" fue de 4 mil. En el concierto de Andrés Calamaro, el costo llegó a 8 mil pesos. Esta diferencia es alarmante, considerando que el estacionamiento medido autorizado por la Municipalidad se encuentra muy por debajo de estos precios abusivos.

Recientemente, un vecino de Nueva Córdoba denunció que su auto fue rayado por un "naranjita" tras un desacuerdo sobre el pago de la tarifa. El incidente, que ocurrió el 9 de septiembre, evidenció la falta de control y la impunidad con la que operan estas personas. El automovilista, al no aceptar pagar la tarifa completa de 4 mil pesos de inmediato, regresó al día siguiente para encontrar su vehículo dañado. Este tipo de situaciones nos lleva a cuestionar si realmente tenemos libertad para estacionar en la vía pública.

La realidad es que la Policía parece no estar presente para controlar estas situaciones. A pesar de que se espera que el Estado intervenga, muchas veces el ciudadano se siente impotente ante la decisión unilateral de los "naranjitas". La solución parece estar lejos, y la falta de voluntad política para abordar el problema se vuelve evidente. La pregunta que surge es: ¿por qué no se implementan medidas efectivas para regular esta situación?

Es frustrante pensar que, mientras en otras ciudades como Mendoza se han tomado medidas para controlar a los "naranjitas", en Córdoba seguimos enfrentando este problema sin una solución a la vista. La falta de opciones para estacionar y la presión de pagar tarifas exorbitantes se convierten en un tema recurrente que no parece tener fin.

La indignación se vuelve inútil si no se traduce en acciones concretas. La ciudadanía no puede seguir siendo rehén de esta situación. La posibilidad de elegir debería existir, pero en el estacionamiento, la decisión recae en una persona que impone su tarifa sin que haya un control efectivo por parte del Estado.

Es hora de que las autoridades tomen en serio este problema. No se trata solo de un espectáculo o un evento; se trata de la vida cotidiana de los ciudadanos que simplemente quieren estacionar su auto de manera segura y a un precio razonable.