"Cuidado, cazador suelto": ¿El hombre debe temerle al puma o al revés?

Juan Esteves

Días atrás, el martes para ser exactos, una familia cordobesa vivió una experiencia que seguro no olvidará jamás, cuando se encontraron cara a cara con un puma patagónico mientras paseaban por El Chaltén, en la provincia de Santa Cruz, donde la caza de estos felinos es legal, ya que quienes hacen las leyes del lugar consideran que esa práctica mortal es literalmente "un deporte".

Ante el inesperado encuentro que dejó "petrificados" a los protagonistas del hecho, que quedó registrado en un video, se escucha que el hombre que imparte las órdenes recomienda al grupo total quietud, argumentando, con una voz temerosa, que el puma "se va a cansar y se va a ir".

Tras ese rato "eterno", según declaró a Cadena 3 el propio padre de familia que vivenció el suceso, donde "los suyos" estuvieron próximos al felino, finalmente el animal se subió a un árbol y la familia literalmente pudo escapar del lugar (hábitat natural del puma) y alertar a las autoridades.

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Al irse del lugar, la familia volvió a estar a salvo, el miedo ya no corrió por sus venas y ahora tienen para contar una anécdota de película, que seguramente tendrá toda la atención de los oyentes y más aún teniendo en cuenta el grado de veracidad que les aporta el material fílmico.

Dicho todo lo anterior, si por un momento estuviéramos en el reino del revés, como metafóricamente plantea en su obra María Elena Walsh, y pensáramos en la seguridad del puma cuando tiene enfrente al humano, una de las preguntas iniciales que nos haríamos sería: ¿Quién vela por los derechos de los animales?.

Volviendo al plano de lo real, cabe decir que, desde el 1 de abril, el Gobierno de Santa Cruz habilitó la caza deportiva de zorros, pumas y guanacos, todos animales autóctonos del lugar, lo que abrió una polémica con grupos ambientalistas, que se repite año tras año, casi como un búmeran.

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La información oficial de la provincia sostiene que la temporada de "caza deportiva" 2024 fue autorizada por el Consejo Agrario Provincial (CAP), mediante una resolución del pasado 27 de marzo, que permite matar a estos animales a quienes tengan la licencia correspondiente; y podrán hacerlo hasta el 31 de agosto.

Asimismo, dicha resolución del CAP estableció que se pueden cazar animales nativos con un límite específico: zorro colorado, uno por semana; zorro gris, uno por quincena; puma, uno por semana; y guanaco, dos por día.

La normativa también autoriza cazar especies exóticas sin límite, entre las que se encuentran el visón, el conejo europeo, la liebre europea y el jabalí.

Si la familia cordobesa que se cruzó al puma de frente hubiera tenido un arma y mataba al animal, estaban dentro de lo permitido en la provincia y seguramente la noticia no habría sido tal, ya que estaban "en su derecho". Pero estaban "desnudos" (sin armas) y con miedo. Por suerte, escaparon y están sanos y salvos.

Dicho todo esto, se abre el siguiente interrogante, que parece simplemente retórico a la vista de quienes toman las decisiones que avalan la muerte de la fauna nativa: ¿Es el ser humano quien debe temer al puma o al revés?

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