Aunque no le gusta mucho el cuarteto y solo escuche un poco de "la Mona" Jiménez, la historia de José Vildoza podría resumirse en la canción "Muchacho de barrio" de "el Mandamás": Soy un muchacho de barrio / que aunque pasen los años / nunca me olvidaré / que mi escuela fue la calle / y en la vida pierda o gane / yo te lo juro por ésta / que yo nunca cambiaré".
Porque "Pepe" se fue a Libertad de Sunchales, la rompe en San Lorenzo y podrá triunfar en Europa o ser el base de la Selección Argentina en el futuro, pero jamás se olvida de Maipú, el club que lo vio nacer y crecer y donde conserva a los mejores amigos de su vida.
José nació en 1996 y fue criado por su mamá Ana en la misma casa de barrio Maipú en la que ella sigue viviendo hasta ahora. A los cinco años, comenzó a jugar al básquet en su club, que queda a la vuelta de su hogar. Durante una década, Vildoza sintió al club de calle León como su segundo hogar. Allí conoció a sus mejores amigos, forjó su personalidad y comenzó a crecer como jugador de básquet. Uno de los primeros que vio a José fue Martín "Polo" López, el entrenador de la primera de Maipú durante muchos años, que recuerda al base como un chico que pasaba horas y horas en el club.
Pero llegó un momento en que Maipú le comenzó a quedar chico a "Pepe". Con 15 años, Vildoza debió elegir en cuál plantel de Liga Nacional continuar su camino. Muchos clubes tocaron la puerta: Instituto, Atenas, Sionista, Boca y muchos otros se interesaron en la joven promesa cordobesa. Pero tras ese casting de equipos, José terminó eligiendo Libertad de Sunchales, en una decisión que tomó junto a su madre y "el Mili" Villar, un histórico ex jugador que más tarde se convertiría en su representante.
En el club santafesino Vildoza ya no era el crack que deslumbraba a todos en Maipú. Allí tuvo que compartir plantel con figuras del básquet nacional y la diferencia de jerarquía se notó al principio. Pero poco a poco, "Pepe" comenzó a tener minutos desde el banco de suplentes, y se fue ganando su lugar hasta que, con tan solo 21 años, se transformó en el mejor sexto hombre del básquet argentino.
José estaba muy cómodo en Libertad, y tenía la intención de permanecer varios años siendo el base del equipo que le dio su primera gran oportunidad en el básquet nacional. Pero en 2017, el club de Sunchales vendió su plaza en la Liga Nacional, y Vildoza debió buscar otros horizontes para continuar su carrera. En el camino apareció San Lorenzo, que pagó muchísimo dinero para llevarse a una de las mayores promesas argentinas.
Para Vildoza, llegar al club de Boedo fue un nuevo volver a empezar. Al igual que cuando se fue de Córdoba a Sunchales, José dejó un club en el que era referente e ídolo para llegar a una institución en la que compartía plantel con jugadores mucho mejores que él. En la misma posición que él, tenía por delante a Nicolás "el Penka" Aguirre, que ya había salido campeón varias veces de la Liga Nacional y era un ídolo y referente del "Ciclón". Pero José esperó su oportunidad, y en el primer semestre de este año dio un salto meteórico en su protagonismo en San Lorenzo.
Ante una lesión del "Penka", Vildoza tuvo que tomar la base del equipo en la previa de la definición de la Liga de las Américas. "Pepe" no se achicó y con una actuación consagratoria comandó al "Cuervo" a conseguir el bicampeonato de América. Unos meses después, con Aguirre todavía entre algodones, Vildoza fue nuevamente el base titular del equipo en una definición para el infarto ante Instituto. La serie se definió en un dramático séptimo juego en Boedo y le dio un nuevo título al "Ciclón".
Con apenas 23 años, José tiene un futuro enorme por delante. Pensar en la Selección en la actualidad es muy difícil, ya que en su misma posición juegan Facundo Campazzo, Nicolás Laprovittola y Luca Vildoza, que compiten en la mejor liga de Europa y vienen de tener una excelente Copa del Mundo en China. Pero "Pepe" tiene una personalidad que rompe barreras y sabe que todo en su carrera se dio de a poquito.
De Córdoba a Sunchales y de allí a Boedo, José tiene una claúsula de salida a Europa que podría darle al final de la temporada una chance en alguna de las mejores ligas del mundo. De allí en adelante, todo dependerá de él, de su talento y de su personalidad. Porque como dice Almafuerte, su banda preferida, Vildoza sigue el camino de su corazón.
Informe de Guillermo Panero
