La sombra de "Yiyo" detrás del crimen de Morteros

Juan Federico

Bajo un imponente despliegue policial, los 13 allanamientos ordenados en las últimas horas por el fiscal de Morteros, Juan Ávila Echenique en esa ciudad y en Rafaela, Santa Fe, terminaron con seis detenidos, dos prófugos y una sospecha que paraliza al departamento San Justo: detrás del asesinato de José Luis Cáceres (48) se esconde la sombra de un narco preso.

El pasado domingo a la madrugada, Cáceres fue alcanzado dentro de su casa por uno de los balazos que le dispararon motociclistas desde la calle. El proyectil atravesó una ventana y terminó por impactar en el hombre, quien alcanzó a caminar unos pasos hasta desvanecerse en la habitación de su madre.

Desde un primer momento, la principal sospecha apuntó a un ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico en la región. Al parecer, Cáceres tendría allegados inmersos en el narcomenudeo, siempre según se sospecha.

Este jueves, el fiscal Ávila Echenique ordenó allanamientos simultáneos en Morteros y en la ciudad santafesina de Rafaela. La pista es brutal: un crimen con encargo en medio de una ciudad de menos de 20 mil habitantes.

En los operativos fueron detenidas seis personas (cinco varones y una mujer). Y dos personas más, una mujer y un varón, quedaron en calidad de prófugos, con una orden de captura internacional.

Además de algunos elementos de interés para la causa, se secuestraron dosis de droga, según trascendió.

Las fuentes agregaron el dato mayúsculo: se sospecha que fue un preso el que ordenó el crimen de Cáceres.

Se trata de Evelio Horacio "Yiyo" Ramallo (36), quien debe purgar una condena unificada de 23 años de prisión por diferentes causas por narcotráfico y violencia urbana.

Entre otras investigaciones en la que se lo involucró, "Yiyo" fue sindicado de haber liderado una organización de narcomenudeo con conexiones entre Morteros y la localidad santafesina de Suardi.

"Su domicilio es la cárcel, pero desde allí continúa delinquiendo", agregó un informante que lo ha investigado. 

Estuvo alojado en la cárcel santafesina de Piñero y ahora fue relocalizado en un penal de Chaco.

Pero continúa activo: sus segundas líneas son mujeres que en libertad llevan adelante sus órdenes.

Su perfil delictivo es muy llamativo. En diciembre de 2018, en medio de una audiencia por uno de los procesos en su contra en Santa Fe, arrojó un tacho de basura contra el fiscal que lo acusaba, Guillermo Loyola.

La sospecha no deja de erizar la piel en una comunidad de menos de 20 mil habitantes. "Es una situación muy seria, la veníamos viendo desde hace un tiempo. Hechos que no habían ocurrido en la ciudad antes, los estamos viendo ahora. El uso de códigos mafiosos entre gente relacionada al narcomenudeo. Nunca se había visto un ajuste de cuentas de esta magnitud", indicó el intendente José Bría al diario La Voz de San Justo.