Turismo en España: euros para hoy, sostenibilidad a futuro

Adrián Cragnolini

La reapertura del mercado turístico es el principal factor de normalización de la economía española para el verano que comenzará en dos semanas.

Los principales agentes del sector, turoperadores, líneas aéreas, transporte ferroviario y por rutas, hoteles, parques temáticos, casas rurales, museos y centros culturales, están esperanzados en obtener los primeros resultados positivos que consoliden la salida de una crisis que acabó con muchos de ellos y debilitó notablemente a la mayoría que logró sobrevivir.

El gobierno español acudió al rescate con ayudas directas, tanto al empresariado como a los empleados, para mantener un mínimo pulso vital durante la larga sequía de ingresos de los últimos 15 meses.

Como valor positivo, la pandemia ha servido en España para que al menos tímidamente se considere la necesidad de una evolución del tradicional turismo de sol y playa que adoran los europeos del norte, pero que consolida una desigualdad geográfica y un esquema muy depredador de recursos naturales. Las costas del Mar Mediterráneo, incluidas las Baleares, las islas Canarias y en menor medida las playas del norte español sobre el Mar Cantábrico, reciben el grueso de turistas tanto nacionales como extranjeros en la época estival.

Mientras tanto, el turismo interior languidece. España no tiene una Córdoba argentina como imán alejado del mar, que compense el tirón de la costa Atlántica.

Cuando el verano languidezca y la marabunta masificada regrese a sus lugares de origen, volverá el desempleo a esas zonas y quedará otra vez al descubierto el impacto medioambiental que tanta presión demográfica de sombrillas y protectores solares sigue agravando año a año. Así, y a esperar el próximo estío.

Es importante distinguir en estos momentos lo urgente de lo necesario, ambos imprescindibles, ambos coexistentes.

Lo urgente es recuperarse de este cataclismo sanitario que atrasó el reloj mundial. España para ello pone a su mejor delantera: el turismo, que permitirá obtener recursos rápidamente, ya, desde la próxima semana si el ritmo de vacunación sigue a velocidad creciente.

Lo necesario es elaborar un urgente plan de sostenibilidad ecológica de la oferta turística, distribuirla a lo largo y ancho del país, lograr que los flujos de visitantes tengan cierto equilibrio durante todo el año, convertirse en referente mundial de un uso responsable de los recursos naturales, invertir más en naturaleza que en ladrillo, subirse definitivamente al tren de la economía verde y sustentable.

Que lleguen turistas, que se abran fronteras, que vuelva la movilidad de las personas, que regrese el disfrute, el descanso que rompe rutinas, la curiosidad por la cultura del otro.

Pero no olvidemos que las futuras generaciones también tienen derecho a estos placeres. Derechos y necesidades.