Emotivo recuerdo de compañeros y amigos de Daniel Díaz

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Luis Yunes, ex periodista de Cadena 3 y conductor del Festival de Tango de La Falda

Lo pasábamos muy bien con él en el Festiva de Tango de La Falda. Sabía mucho de tango y tenía muchos amigos vinculados al mismo en todo el país.

Cuando despertó esta enfermedad, nunca lo vi bajoneado. Siempre tenía en alto su espíritu y mostraba un sonrisa y actitud de lucha.

Para los que creemos que hay otra vida y un Dios, seguramente él ya está descansando. No se olviden de Daniel y del tango.

Daniel Buonamico, ex organizador del Festival de Tango de La Falda

Con él, tuvimos como un amor a primera vista hace como 20 años, porque creíamos en el mismo tipo de tango.

Nos gustaba exactamente lo mismo. Veíamos y queríamos lo mismo. Cuando me hice cargo del festival, fue la primera persona que me dijo o que debía hacer y lo hicimos juntos.

Cuando enfermó, lo tenía que ir a ver y sabía que estaba en silla de ruedas. Cuando lo vi, se me fue todo lo malo que sentía, porque me miró como diciendo ‘estamos iguales, no tengo nada’. No era una negación, sino aceptar que la vida debe continuar con lo que nos suceda.

Eugenia Pasquali, compañera del programa “Turno Noche”

Era una persona muy distinguida. Era tango y rugby y Brochero. Era amistad, hermano de sus hermanos, padrino de sus ahijados y, sobre todo, un gran padre de Facundo y Candela.

Tan grande padre fue que esperó que su hija, el sábado pasado, le diera su primer nieto para trascender. No podía dejarle a Candela el dolor de irse antes de ser mamá.

Gloria Tomás, compañera del programa “Turno Noche”

Empecé en ‘La Tangoteca’. Era muy metódico y estudioso en su trabajo. Creo que tenía en su mente las esquinas de los bares de Buenos Aires.

Aprendí a conocerlo y a quererlo. Era muy amiguero. Honraba la amistad. Los jueves era sagrado ir a reunirse con sus compañeros del club Palermo Bajo. Fue una persona muy generosa.

Alberto Roselli, compañero del turno noche

Contador de profesión, publicista de oficio, hombre de radio por opción y tanguero por herencia, se puso al hombro ‘La Tangoteca’, que su papá Alfredo supo imponer desde la vieja LV3.

Qué bueno que en el balance quede lo de buena gente. Siempre disponible, sonriente, aun en los momentos duros.

Devoto hasta las lágrimas del Cura Brochero, pudo cumplir su deseo de tener su residencia en esa tierra santa de Traslasierra, desde donde ayudó anónima y fervientemente a muchas más personas de las que pueda pensarse.

Alejandro Bustos, compañero del turno noche

Era de esas personas que te miran a los ojos y, cuando te preguntan cómo estás, te sostienen la mirada.

Me quedó de él, además, su tremenda voluntad y de todo lo que nos demostraba día a día.