El asesinato del gobernador de San Juan que impactó al país

Todavía hoy se recuerdan los hechos no solo en los medios sino también en charlas de vecinos, porque la transmisión oral ha sido constante, de generación en generación. 

Y, además, porque la zona donde ocurrió el tiroteo es muy transitada en la actualidad, y en sus alrededores hay espacios turísticos y deportivos. 

A su vez, entre tanta atención periodística a lo largo de esta centuria, hasta se ha publicado un libro, “Jones, el asesinato que cambio la historia de San Juan” (2002), del destacado periodista y escritor Juan Carlos Bataller, ex corresponsal de Clarín en Roma, y empresario periodístico en San Juan. 

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En el siglo XIX la provincia se había ganado el mote de violenta por su fuerte turbulencia política, acompañada, casi siempre, de sangre fratricida. Incluso la batalla más cruenta y encarnizada del país entre Unitarios y Federales tuvo lugar en el hoy departamento de Angaco, el 16 de agosto de 1841, hace 180 años. 

Se enfrentaron el unitario Mariano Acha y el federal Nazario Benavidez, ambos generales. Venció Acha, pero a las pocas horas un contraataque de la gente de Benavidez doblegó a los primeros, cuyos líderes, poco después, fueron fusilados.

Iniciado el siglo XX, no parecía cambiar el clima político, aunque los conflictos se manifestaban menos, hasta el 20 de noviembre de 1921. Era gobernador el Dr. Amable Jones, elogiado médico que había estudiado en Buenos Aires y perfeccionado en Europa. 

De origen radical yrigoyenista, su periodo como mandatario sanjuanino precisamente coincidió con la presidencia de Hipólito Yrigoyen, y representaba una de las dos fracciones en la que estaba dividida la Unión Cívica Radical (UCR). 

La otra era un bloque que ya se había aislado en la Legislatura provincial y que constituiría poco después la Unión Cívica Radical Bloquista y con el tiempo el “Partido Bloquista”, una de las agrupaciones políticas provinciales más importantes del interior del país, dirigida originalmente por Federico y Aldo Cantoni. 

Ese 20 de noviembre caía domingo y Jones resolvió dirigirse sobre el medio día al departamento Pocito, a unos 15 Km de la Capital, para inspeccionar obras hidráulicas. Invitó para que lo acompañara, a un importante bodeguero, Juan Meglioli, identificado además en el ámbito comunitario como miembro de instituciones sociales de la época. 

Antes de llegar a destino, en la zona de la Rinconada, el auto en que se trasladaban fue acribillado a balazos. 

Según escribió otro historiador y escritor, César H. Guerrero, en su “Efemérides sanjuaninas”, luego del asesinato los homicidas “profanaron el cuerpo exánime de Jones cercenándole una oreja y dándole el tiro de gracia con una bomba de mano que le abre una profunda brecha en un costado de su cuerpo.” 

Pero también se escribió en diarios de la época que el gobernador moribundo alcanzó a decir: “Basta, no tiren más… estamos heridos de muerte”. En su libro “Argentina. Un siglo de violencia política: 1890-1990. De Roca a Menem. La historia del país” (Sudamericana 2017), el periodista Marcelo Larraqui también cita este penoso acontecimiento.

La investigación se inició de inmediato aquel mismo día de hace cien años, y muy pronto se acusó a los hermanos Cantoni de ser los instigadores del crimen, aunque también hubo una versión que atribuía el atentado al llamado Clan Radical, “fuerza de choque paramilitar radical-yrigoyenista”, enfrentada con los Cantoni y el bloquismo.” 

La leyenda se quedó con la primera versión, incluso porque Federico Cantoni terminó preso en la Cárcel de Chimbas (actual Instituto Penitenciario Provincial) y tras presentarse a candidato a gobernador y ganar las elecciones del 14 de enero de 1923, fue liberado luego de catorce meses y desde su celda lo llevaron directamente a la Casa de Gobierno para asumir.

Hasta hoy se suelen escuchar chascarrillos contra la dirigencia bloquista actual aludiendo al histórico suceso, aunque sin repercusión importante. Los restos de Jones, por haber sido gobernador electo, se encuentran en el Panteón Provincial del Cementerio de la Capital.

Informe de Luis Eduardo Meglioli.