La historia de lealtad tras el hundimiento del Belgrano

El 2 de mayo de 1982, tras ser atacado por un submarino británico cuando navegaba hacia el continente argentino, el crucero ARA General Belgrano se hundió, ocasionando la muerte de 332 tripulantes.

En diálogo con Cadena 3, Ramón Barrionuevo, sobreviviente y uno de los últimos hombres en abandonar el barco, recordó la terrible vivencia. “Yo me encontraba incorporado en la armada como oficial segundo y estaba tripulando el crucero”, contó.

El crucero había zarpado el 16 de abril de 1982 desde la Base Naval de Puerto Belgrano. “Fuimos sorprendidos de forma cobarde por los torpedos que nos lanzaron desde unos 30 kilómetros aproximadamente”, recordó.

El ARA General Belgrano fue atacado por un submarino nuclear británico en cercanías de las Islas Malvinas. “Fue desastroso”, recuerda Barrionuevo. “Ocupé mi puesto de combate a las 3:45 de la tarde aproximadamente. Mi compañero y amigo Juan Carlos Córdoba, quien murió ese día, me dijo que no había novedades. Terminó de decir eso y sentimos el golpe del torpedo, caímos los dos al piso”, rememoró.

Barrionuevo explicó que había ciertas consignas que cumplir antes, en caso de tener que abandonar el barco, por ejemplo, destruir todo lo que sirviera de información para el enemigo. “Tras realizar esa tarea subí a la proa”, recordó.

El barco se hundía cuando divisó al capitan Héctor Bronzo tomado de la baranda. “Dejo o no dejo el barco?”, se preguntaba Bronzo. Barrionuevo nunca lo dudó. “Si no salta, yo tampoco, me quedo con usted, señor comandante”, le gritó.

“Salte y yo lo sigo”, ordenó Bronzo. Antes de saltar, Barrionuevo le infló el salvavidas.

El juramento de lealtad y servicio a la patria que estos dos hombres hicieron en algún momento se sellaba así en ese emotivo acto. “Aunque nos hemos visto varias veces, nunca más volvimos a hablar de esa tragedia”, finalizó.

Entrevista de Rony Vargas.