La periodista de Cadena 3, Yeny Ortega Benavides, compartió con la audiencia de Viva la Radio tres recetas preparadas con alimentos que suelen dañarse pronto, o que no suelen consumirse por considerarse desechos.
Los protagonistas de dichas preparaciones son la lechuga, la remolacha y las bananas. “Al día de hoy en una verdulería de barrio el kilo de banana está en 70 pesos, la lechuga 80 pesos el kilo -que es un montón- y la remolacha 80 pesos también”, dijo Yeny.
La aficionada cocinera explicó que en condiciones de conservación óptimas, la lechuga tiene una vida útil de 1 a 2 semanas aproximadamente. “No es un alimento que tenga muchos aportes nutricionales, pero tampoco calóricos, porque en su mayoría está compuesta por agua. Para que la lechuga, y la mayoría de las verduras de hoja como la rúcula, la achicoria, el perejil etc, dure el mayor tiempo posible, se debe lavarlas bien con agua y un poco de vinagre blanco”, indicó.
“Lejos de lo que mucha gente piensa, lo que destruye a las verduras de hoja no es el frío ni el calor, es el agua”, aseguró.
Según Yeny, existen en el mercado centrifugadores de verduras de hoja. “Si no quieren gastar, o no los consiguen, las pueden poner en un repasador seco y revolearlas como la Sole al poncho”, bromeó.
“Cuando les sacamos todo el excedente de agua, se pone en un tupper un papel absorbente, se dispone la lechuga y se guarda en heladera destapado por una hora. Pasado ese tiempo, se les pone un papel absorbente encima y se las tapa herméticamente. Van a la heladera y seguro tendrán lechuga fresca y crocante por una semana o dos”, aseguró.
Yeny también mencionó que mucha gente compra remolacha pero descarta sus hojas como desperdicio. “Las hojas de la remolacha contienen proteínas, fósforo, zinc, fibra, vitamina B6, magnesio, potasio, cobre, vitamina A, vitamina C, calcio y hierro. Eso, además del dinero, es lo que uno está tirando cuando las tira a la basura”, aseveró.
Según indicó, si las hojas de la lechuga se pasaron de tiempo, si perdieron la crocancia y la frescura, existe una receta (que también aplica para las hojas de remolacha) que permite aprovecharlas y preparar unas deliciosas torrejas de lechuga (plato que se consume mucho en España) y buñuelitos de hojas de remolacha.
“Necesitamos lechuga u hojas de remolacha, manteca, uno o dos huevos -dependiendo de la cantidad de hojas que tenga-, una o dos cucharadas de harina, una cebolla, un chorrito de leche, sal y pimienta”, dijo.
“En una sartén se pone la manteca y se rehoga la cebolla cortada en cubitos. Agregamos la harina y, de a poquitos, la leche en chorrito. Se agrega sal y pimienta. Eso se va a volver una salsa espesa. Ahí se agrega la lechuga o las hojas de remolacha previamente lavadas, secas y cortadas. Se revuelve, se retira del fuego, se deja enfriar y se añade los huevos batidos”, indicó.
Y continuó: “En una sartén lubricada con aceite vegetal, se va poniendo la mezcla de a cucharadas formando las torrejas. Se doran por ambos lados y se sirven bien calientes”.
“Para los buñuelitos, se arman bolitas y se fríen por unos segundos en aceite bien caliente”, concluyó.
El toque dulce
Para terminar, Yeny compartió la receta de un postre muy simple preparado con bananas. “Muchas veces pasa que uno compra unas bananas hermosas y a los pocos días se ponen negras. La piel de la banana es un termómetro del ingrediente predominante en cada momento: cuando está más verde tiene probióticos, cuando está bien amarilla tiene más fibra y cuando se pone negra predominan los azúcares”, explicó.
Yeny enfatizó que las bananas nunca deben guardarse en la heladera. “Las bananas se ponen negras en la heladera debido a que son frutas tropicales. Están más acostumbradas al calor que al frío. Con el frío, las membranas de las células de la piel de la banana se rompen y producen una enzima llamada polifenoloxidasa, que reacciona formando una sustancia de color casi negro”, aclaró.
“Lo que deben saber es la banana se puede consumir siempre, aunque la piel se ponga negra. El único momento en que deben tirarse es cuando se vea en la piel un hongo blanco”, advirtió.
“Si se pusieron muy negras y blandas, pélelas, córtelas en círculos no muy delgados, ponga en una sartén con antiadherente un cubito de manteca y agregue las bananas. Mueva la sartén. Cuando las bananas luzcan doraditas, agregue una cucharada de dulce de leche hasta que se derrita y listo. Deja enfriar y tiene un postrecito de banana y dulce de leche que lo puede comer solo, o agregarlo a un helado de crema como salsa, o hacer unos panqueques y usarlo como relleno”, finalizó.
Entrevista de Rony Vargas.
