Rony, en los 40 años de "Viva la Radio": una historia de amor con la audiencia
Por un día, el fundador del programa volvió a la siesta para desgranar con Geo Monteagudo los recuerdos de estas cuatro décadas.
05/03/2025 | 14:31Redacción Cadena 3
Hoy, Viva la Radio arrancó distinto. Con su fundador Rony Vargas de nuevo al micrófono, en un diálogo emotivo con la actual conductora, Geo Monteagudo.
Mientras Geo lidera el programa junto a Raúl Monti, Rony en Vivo, los domingos por la mañana, es el momento en que el reconocido presentador ocupa el aire de Cadena 3.
Una personalidad cálida que guarda en su mente los detalles más finos de sus entrevistas y diálogos con personalidades, en particular del arte, también es un agradecido de quienes lo acompañaron al aire durante todos estos años, desde que llegó de su San Juan Natal.
Este el repaso de Rony en su diálogo con Geo
Aquellos comienzos
Es toda una historia, porque cuando comenzamos con Mario (Pereyra) a trabajar en el armado de la radio, discutíamos además con otros colaboradores que nosotros íbamos incorporando para los programas. Y decíamos, bueno, la tarde, ¿cómo se va a llamar?
/Inicio Código Embebido/
A dos años de su partida. Mario Pereyra, en palabras de Rony Vargas
En su libro "Soy Rony Vargas, la autobiografía", el locutor de Cadena 3 lleva al lector en un viaje a través de postales de su vida y da cuenta de la importancia de su compañero incansable para lograr su sueño: hacer radio.
/Fin Código Embebido/
Y Mario me dice, yo la mañana la tengo, Juntos, Juntos, porque nosotros estamos juntos, hemos venido juntos. Y Juntos se va a llamar el programa. Hablábamos con el Colorado (José Luis) Marchini, que estaba en la radio en aquel entonces, y con otros compañeros, y a alguien se le ocurrió decir, Viva la Radio, ahí está, ese es el nombre, Viva la Radio.
Una tarde muy especial
Entonces, comenzamos ocupando una tarde muy especial que a nosotros nos dio muchas satisfacciones.
Pero más allá de las satisfacciones, el saber estar integrando una gran familia en la provincia de Córdoba. Fue sin duda un gran comienzo.
Cómo se gestó Viva la Radio
Yo pensaba fundamentalmente en los reportajes, traer personalidades, figuras que prácticamente nunca han pasado por la radio, y desarrollar toda una actividad artística con muy buena música, fundamentalmente, y con entretenimientos y alegría.
Había que buscar locutoras, había que tener la gente de deportes, y todo se fue ubicando a través del tiempo y yo tengo recuerdos impresionantes de cada uno de ellos.
Recuerdos I: locutoras de lujo
Porque han pasado muchas figuras y han pasado también muchos personajes.... Muchísimos, muchísimos. Y algunos que me han marcado, ¿no? Porque sin duda se transformaron en amigos y de locutoras, te podría decir de tantas que han pasado conmigo en el programa.
Me acuerdo ahora en este momento de Norma Quartino. Y un saludo muy grande para toda su familia. Y a Luis Yunes, que debe estar escuchando la radio. Una mujer tan preparada, tan organizada en todo. Yo la conocía mucho desde San Juan, porque ella trabajaba con nosotros y ella fue la que inició la FM en San Juan. Entonces, esta mujer se transformó en una aliada total y entendió el mensaje desde el primer día.
Recuerdos II: Mercedes Sosa
Mercedes (Sosa) es una figura increíble con la que hemos logrado cosas que yo no me imaginaba. Porque cuando te hablaban de Mercedes Sosa y no la conocías, tenías cierto recaudo. Vos decís, ¿cómo puede ser que Mercedes Sosa sea así?
Y de repente se transformó como en una integrante más del programa, una compañera, porque tenía la posibilidad de contar sus cosas y yo las dejaba. Y nos hicimos muy amigos. Vino un día al programa y, sin duda, yo estaba con un guitarrista. Me había traído el guitarrista y lo tenía ahí sentadito. Le digo, quédate acá por las dudas que sean necesarias.
/Inicio Código Embebido/
Feria del Libro de Córdoba. El día que Rony Vargas hizo cantar a Mercedes Sosa cuando ella no quería
El histórico conductor de Cadena 3 la contó en el marco de su homenaje por su difusión de la lectura en su trayectoria radiofónica.
/Fin Código Embebido/
¿Te animás? Sí, cómo no. Mercedes cantá un tango. Se olvidaba Mercedes de la letra porque no lo tenía en el repertorio en ese momento y porque no veía muy bien tampoco la letra. Y entonces yo tomé la letra del tango, iba leyendo la letra y ella cantando el tango. ¡Mirá! Y el guitarrista siguiéndonos a nosotros dos. Una cosa fuera de lo común, pero que tuvo un sabor tan, tan especial.
Y se hizo tan amiga mía. Recuerdo que cuando presenté mi libro en Buenos Aires, estaba presente ahí y también con un regalo para mí. Y después, un día me dijo, Rony, mirá, me han invitado en Estados Unidos para que actúe allí y yo quiero que vayas vos conmigo. ¡Ay, mirá! Y sí. Y sí. Entonces le digo, pero escúcheme, ¿puedo hacer yo un concurso en la radio y llevar a alguna persona conmigo? Hicimos un concurso. Fueron miles de cartas que venían. ¡Una locura!
Imagínate poder viajar con Mercedes Sosa. Y la cuestión es que fue tan simpático porque los ganadores (esto fue hecho con toda la la seriedad correspondiente)… Sacamos una carta, dos guitarristas. ¡Mirá! Se fueron con las guitarras. ¡Justo! Dos guitarristas ganaron. ¡Qué lindo! ¡Qué emoción!
Fue un teatro espectacular. ¿Quién apareció esa noche? ¿Quién? Charly García. ¡Oh! Que estaba en Nueva York grabando. Entonces se enteró que estaba Mercedes Sosa y se había venido en un auto y lo traían hasta el lugar. Y le digo, Mercedes, ha venido Charly. ¡Oh! ¡Qué bacán! Y ahora, ¿qué hago? Y Charly entra al teatro y detrás del escenario había como diez pianos. Y él se sentaba en cada uno de los pianos a tocar. Entró la policía y lo sacaron. ¡Es que no se puede tocar este piano! ¡Oye, escúchame! ¡Si no va a comprar, vaya así! Bueno, pero la cuestión es que le dijo al hijo (de Mercedes), a Fabián, que en paz descanse, le dijo, Mercedes, cuídamelo a Charly. ¿Sí o cómo no? Pero Charly no puede salir con esa indumentaria al escenario.
Entonces Mercedes le dice: Y la chica, la que nos hace las voces, la que me acompaña, pedíle la blusa. ¡La blusa de la chica! ¡Como era flaquito Charly! Entonces le midieron la blusa, perfecto. Y dice: No, a mí no me ponen pollera, ¿eh? A mí no me ponen pollera. Consiguieron un pantalón también.
Y fue un suceso para los estudiantes universitarios norteamericanos que estaban en ese lugar. ¡Qué bárbaro! Increíble. Bueno, una mujer fantástica, fantástica, porque hemos compartido almuerzo, cena, qué sé yo, hotel, un hotel fantástico. Y yo tengo el mejor de los recuerdos de una mujer con buen humor, con sentido común, y fundamentalmente con una preparación para enfrentar al público.
Recuerdos III: Leonardo Favio
La entrevista con Leonardo, increíble. Yo a Leonardo lo conozco de hace muchos años. Cuando comenzábamos a trabajar en la radio con Mario, en San Juan, en esa época llegaba Leonardo Favio con su mamá, que era Laura Favio, y Elcira Olivera Garcés, que era su tía, todos eran de diferente apellido, a hacer radio y teatro en San Juan. Y ese morochito que vino un día a hablarme a mí, que cómo podía ser, que me había escuchado a mí en la radio, me dijo Mario, mirá, tenés que hablar con Favio.
Así que lo pusieron haciendo radio y teatro a Mario, con Leonardo Favio y con Elcira Olivera Garcés. ¡Mirá qué historia! Una cosa fantástica. Y con Favio nos hicimos amigos, nos hicimos unas notas, porque era como entrar a su casa cada vez que entraba a la radio imaginariamente, él me estaba hablando de Buenos Aires, pero él imaginariamente es que había abierto la puerta y había ingresado a la radio y estaba al lado mío.
Y me había contado algunas anécdotas y yo le pedía que las contara en la radio. Y dice: “No, no me hagas eso, no la puedo contar”. Y es fabulosa esa historia, hay que escucharla. Hay que escucharla y las vamos a escuchar porque también todos estos reportajes, si le contamos a la gente, que están en Spotify, así que los que quieran pueden revivir todas las entrevistas.
Recuerdos IV: radio desde París en 1998
Con los primeros que conversamos de este tema nos decían que estábamos locos. Los locos de la azotea. Primero los directivos de la radio, los socios nuestros, y le decíamos ¿Qué te parece si transmitimos de Francia? ¿Por teléfono? No, por satélite. Si nosotros tenemos antena satelital, nada se había hecho con la radio y con satélite. ¿Podemos? Yo creo que sí, dijo uno de ellos.
Se entusiasmaron. Y ya aparecieron las antenas satelitales y demás, se mandaron a Europa e hicimos el programa de una manera magistral. Es más, había algunos en la Argentina y en Córdoba fundamentalmente, que no creían que nosotros estuviéramos transmitiendo desde Europa. Porque además llegaba con buena calidad. No, porque eso no se conocía, esa calidad. Se conocían las interferencias, se conocían todo, pero esto, satelital, que tocaba la antena y iba a satélite y bajaba acá en Córdoba, no se conocía hasta el momento. Bueno, y lo hicimos.
Y nos dimos el gusto de entrevistar a todo lo que se nos ocurría. Porque el pretexto era el fútbol, pero fundamentalmente eran los artistas también. Transmitir desde distintos lugares que uno sueña con poder verlo alguna vez, le digo sinceramente, es inolvidable.
Recuerdos V: Raúl Barbosa, desde el Sena
Con algunos acontecimientos particulares que fueron para recorrerlo toda la vida. Y lo de Raúl Barbosa también. Por ejemplo, Arturo (Miguel Heredia), nosotros lo teníamos como el movilero. Entonces, Arturo, te vas a una disquería, le digo, y averiguás cuál es el artista argentino que más discos vende en Francia. Y se fue a la mejor disquería que tenía en París y habló, y vino Arturo inmediatamente.
Te vas a sorprender, me dice, quién es el artista que más discos de la Argentina vende acá. ¿Y quién es? Raulito Barbosa. Raúl Barbosa. Con el acordeón. No me digas, sí tiene un disco que es fabuloso, pero ¿y ese hombre dónde vive? Aquí en París. Y bueno, lo busquemos. Vamos nomás.
Lo encontramos. Raúl Barbosa caía en las lágrimas cada vez que tocaba un acorde porque estaba impregnado de Argentina después de tantos años allí en París. Hicimos un festival espectacular en el río (Sena). Nos montaron un escenario, estuvimos ahí, era nuestro todo eso, y a Arturo, le digo a Arturo, te vas al barco, y desde el río nos vías mensajes. ¿Y qué hacía Arturo? Le hacía tocar la bocina al hombre del barco, y a nosotros se nos entraba todo por los micrófonos. ¡Oh!
Recuerdos VI: con Jairo, desde el Maxim''s
Estaba en vivo. Ese tipo de situaciones tan esenciales la hemos vivido después en el Maxim, en el restaurante, con grandes figuras, y yo no me imaginaba que iba a entrevistar. Y también con Jairo y su hijo. Jairo estaba, lo buscamos al hijo y lo invitamos a que vaya al restaurante Maxim''s, porque me había invitado el dueño de Maxim''s.
Fuimos, y no venía el chico de Jairo. Yo tenía que ir a grabar el programa. Y resulta que de repente estaba mi señora y le digo,¿por qué no me haces un favor? ¿Por qué no vas a comprar cigarrillos? Yo no fumaba mucho, pero estaba tan nervioso. Sí, sí, sí, salió mi señora. Entonces cuando llega a la puerta, ve un chico que va y viene. Dice, nene, ¿vos no sos el hijo de Jairo? Sí, señora, yo soy el hijo de Jairo. ¿Qué andas haciendo acá? No, es que me ha invitado Rony Vargas, pero no sé si entrar, porque aquí me van a sacar la cabeza con los precios. Claro, porque era muy caro.
Y no había plata. Dice, no, no tengas problema, yo te voy a acompañar. Y entró mi esposa con el hijo de Jairo se sentó, y empezamos a hacer el programa y a comer, y todos contentos, porque estaba ahí contándonos todo lo de París. Le dijo, escuchame la cosa, ¿cuáles son tus pretensiones aquí en París? Ser presidente. Y le digo, pero eso es política. Estoy en la política. Bueno, y después he ocupado cargos importantes.
Recuerdos VII: el perfume de Pierre Cardin
Lo interesante del caso es que allí llevábamos toda la información de ese restaurante, tal vez el más importante del mundo. Porque el dueño del restaurante era Pierre Cardin. Y con Pierre Cardin había estado yo en sus oficinas, haciéndole una nota. Jamás había entrado un periodista a su oficina a hacer una nota.
Y yo estaba con mi corresponsal y coordinadora, Cristina Rodero. Entonces yo había organizado todo. Hicimos la nota con este hombre. También sorprendente, porque era el más importante del mundo en la moda y en los artículos que vendía en cualquier lugar del mundo, etcétera, etcétera.
Cuando terminamos la charla, se levantó, él hablaba en francés, yo hablaba en castellano, y Cristina era la que iba traduciendo. Y le digo: Bueno, nos vamos, chao. No, no, un momentito. Se levantó, abrió una caja fuerte y sacó el perfume. Este perfume todavía no lo había presentado en París.
Es lo más importante que yo he hecho en los últimos tiempos para usted, señora, y se lo regalo a mi señora. ¡Qué cosa! ¡Qué honor! A mí se me caían las medias. Por suerte, que eran hasta las medias nada más.
Recuerdos VIII: Aznavour, Mercedes y Yupanqui
Y fuimos al teatro también, estábamos en el teatro con la dueña del teatro. Y le digo, señora, ¿sabe lo que me sorprende? Que he visto dos fotografías que están adentradas de su oficina. Grandes. Sí. Una, Aznavour, y la otra, Mercedes Sosa. ¡Mira, Mercedes también! Entonces, eso le contaba a Mercedes, y Mercedes no podía creerlo. Dice, Rony, no me digas más esas cosas, por favor. No, le digo, pero es que es emocionante verla ahí, en ese lugar.
También recordaban a todos los artistas que habían pasado por esa zona, y en ese teatro, ¿no? Y fundamentalmente a Atahualpa Yupanqui. Y ella me contó la historia. Cuando vino a Atahualpa, venía a probar suerte a este teatro. Y resulta que nosotros le preguntamos cuánto costaba su actuación. Y él no sabía qué decirnos, y le hicimos firmar un contrato, y actuó. Y cuando terminó, toda la recaudación fue para Yupanqui un desconocido, pero un artista sensacional. ¡Qué bárbaro!
Recuerdos IX: el humor, con Devalis y Doña Jovita
Doña Jovita y Mario Devalis fueron excepcionales, porque eran prácticamente desconocidos cuando llegaron a la radio. Y Doña Jovita, con ese encanto tan natural, José Luis (Serrano) supo interpretarlo y hacerlo con una caricia al alma permanentemente cada vez que actuaba, y la gente reaccionaba. Y después, lo de Mario Devalis, con sus personajes tan particulares, que no se parecía a ninguno, y que era la obligación prácticamente de la gente de estar pendientes de lo que podía decir cada uno de los personajes.
Recuerdos X: las historias de amor
¿cómo surgieron las historias de amor escritas en una carta de la gente? Eso tiene también la culpa de Daniela Reverte, una extraordinaria productora del programa, la productora de mi programa de los domingos. Extraordinaria. Porque yo un día le digo a Daniela: ¿Te diste cuenta? La gente no escribe en la radio. Es cierto. No, te habla por teléfono, pero no hay carta. Y si hacemos un concurso que sean las cartas de amor, y las premiamos. Y buscamos ya más adelante con qué las vamos a premiar y demás.
Empezaron a llegar cartas de amor. Y eran muchísimas, y de todo el país, porque uno no se da cuenta a veces que la audiencia es tan importante, y que trasciende fronteras, y que llega a cualquier lugar. Entonces empezaron a llegar cartas, cartas, cartas, una cosa increíble. Y empezamos a traer a algunos artistas al teatro. Hacíamos teatro con los artistas y lo combinábamos con las cartas. Hasta que un día llegó una carta, “El último deseo de Navidad”.
Un hombre que nos cuenta una historia, el último deseo de Navidad. Estaba por morirse. Y le digo, mirá qué carta. Y le digo, ¿sabés a quién se la vamos a dar? A Jorge Rojas. Para que Jorge pueda hacer un tema con esto.
/Inicio Código Embebido/
40 años de Viva la Radio. Jorge Rojas recordó cómo fue ponerle música a una de las cartas de Rony Vargas
Rony Vargas y Jorge Rojas compartieron la anécdota de uno de los momentos más emocionantes que marcó la trayectoria del programa.
/Fin Código Embebido/
Porque habíamos traído a varios artistas, pero este estaba totalmente comprometido con el programa. Y Jorge, con esa capacidad innata que tiene, hizo una canción, el último deseo de Navidad, fantástico. Fantástico. Para llorar escuchándola la canción. Y después yo lo fui a ver al teatro en Carlos Paz, a Jorge, ya había grabado ese disco. Y fue el tema más aplaudido y de pie por parte de la gente. Y dije, no mío, sino de la radio. De la radio y de ese artista fabuloso.
/Inicio Código Embebido//Fin Código Embebido/
La conexión viva con la audiencia
Hoy estuve en el sanatorio, en la farmacia. Había muchísima gente. Yo soy asiduo visitante de ella. Entonces llegué y le digo a una señora que me tocaba
– Señora, ¿qué pasa?
– Usted es Rony Vargas, ¿no?
– Sí, sí, señora.
– Yo no soy de acá, yo soy de Catamarca. Las cartas de amor. ¿Cómo he llorado? Pero este es reciente. Y ese libro que tiene de las entrevistas, ¿cómo se puede conseguir?
– No tengo ningún libro para regalarle, pero porque estoy acá.
– No, no, no, yo quiero comprarlo en la librería.
Entonces, todos esos detalles que parecen pequeños, son muy grandes para cada uno. De los que hacen estas cosas, de los que arman estas cosas, que significan la vida de esas personas. Para la gente es muy importante, porque quizá uno dice, bueno, que quiero un libro.
Con la radio en la cabeza cada día
Todos los días extraño la radio. Todos los días estoy pensando en radio. Todos los días son de satisfacciones fundamentalmente con un proyecto, con una idea que no solo nace de mí, sino de un grupo de gente que está acompañando permanentemente, y que está reforzando un poco la posibilidad de realizar una radio con mensajes, y una radio que vaya hasta la gente, penetre en ellos, y se quede para siempre.